El estrés puede definirse como un estado de tensión, que afecta no solo al cuerpo, sino también la mente y las emociones.
Cuando en la vida cotidiana surgen situaciones, la respuesta es el estrés, tan conocido por todos nosotros.
Los expertos en esta materia, dicen que el estrés no es algo malo o dañino en sí mismo, porque en ocasiones sirve como estimulante para lograr algunas metas. Pero lo que sí es cierto es que, de no aprender a manejarlo, a controlarlo, puede convertirse en una enfermedad, que, en casos extremos, acaba con la vida de quienes lo padecen.
Inicialmente, responder con estrés ante una determinada situación, es normal. Pero si se convierte en un estado permanente e interno, puede ocasionar serios trastornos emocionales y/o físicos, impidiendo el desarrollo normal de la vida.
No todas las personas perciben las situaciones estresantes de la misma manera.
Esto es por ciertos factores como:
Artritis: Es la forma como interpretamos la realidad o el entorno. Lo que para alguien puede ser angustiante, para otra persona es sólo un reto.
Equilibrio físico: El desbalance orgánico ocasionado por mala nutrición, es causa de estrés. La persona sometida a tensión nerviosa, necesita un mayor nivel de nutrientes en general.
Redes de Apoyo: Como seres sociales, necesitamos unos de otros. En los momentos difíciles, es preciso contar con la ayuda incondicional de alguien. Si esto no sucede, las situaciones estresantes son más difíciles de manejar.
PASATIEMPOS Y RECREACIÓN: Los momentos dedicados a la recreación sana, ayudan a liberar tenciones y a relajarse, de tal manera que el estrés no causa mayores estragos.
Por suerte, existen técnicos para controlar el estrés, los cuales se pueden practicar antes, durante o después de un episodio estresante. Les contamos algunas:
- Respiración profunda:
- Es la técnica más fácil y útil para controlar las reacciones fisiológicas ante situaciones que causan estrés.
- Tome aire profundamente, encantado mentalmente hasta 4, suelte el aire lentamente, contando totalmente hasta 4.
- Control de pensamiento:
- Al empezar una sensación de inseguridad, nerviosismo, alteración o angustia, fíjese bien en la clase de pensamiento que le llegan. Identifique aquellos negativos: culpa, fracaso, miedo, odio, etc.
- Dígase a sí mism@: ¡Basta! ¡No más!
- Sustituya esos pensamientos por otros que sean positivos: fuerza, amor y valor.
- Relajación muscular:
- Siéntete en una posición cómoda y cierre los ojos.
- Relaje lentamente todos los músculos, desde los dedos de los pies, haciendo lo mismo con todo el cuerpo, hasta llegar a los músculos del cuello y cabeza.
- Ya estando muy bien relajad@, imagínese en un lugar tranquilo, hermoso, en donde se sienta muy feliz y descansad@, sin preocupaciones.
- Practique este ejercicio al menos una vez al día, durante diez (10) minutos. Hágalo hasta que logre automatizar el proceso y relajarse en pocos segundos, finalmente, debemos tener claro que las situaciones estresantes hacen parte de la vida diaria y no debemos tratar de evadirlas, reprimirlas o negarlas, pues esto podría ocasionar daños físicos y/o emocionales a largo plazo.
Lo aconsejable es conocernos a nosotros mismos y aprender a detectar cuando nos está afectando el estrés, para poner en práctica técnicas adecuadas y eficaces.